A vuelo de pájaro
Una vivencia diurna. Un fragmento dictado a una conciencia imbuida de un ser celestial. Algo luminoso, misterioso, incluso temible. La luz, verdad y espiritualidad pura. Lo lleno de luz. Temor y esperanza. Mundo aéreo. No hay principio ni fin. El artista decodifica y la escena que precede, enuncia el porvenir de un recorrido lineal. Oír y leer. El Espectador serenamente conducido por las alturas, sobrevuela un libro abierto. Planea hacia la imagen midiendo distancias sin tener en cuenta los accidentes terrestres. Retorna una y otra vez a situaciones de fe. El punto de vista es omnisciente. Una voz épica infinita relata escenas de una cultura que pelea por sobrevivir. Sagas de los pueblos en tiempos anteriores a la existencia del automóvil. Hay desplazamientos que producen secuencias temporales vistas en simultaneo. Hay una flor blanca y una flor negra. Las flores son la sustancia por la cual hay pelea. La materia prima, el elixir, a su vez, el agua.
Diana Aisenberg – 2008